Larry Bird en su año rookie | NBA.com

El verano de 1979: parte II

El principal nombre fue el de ML Carr. El guard era la estrella de unos Pistons en reconstrucción constante, que venían de firmar un 30-52 y que además, tenían problemas en la gerencia. La salida de Carr fue única y exclusivamente un tema de orgullo: llego a Detroit tras la desaparición de los Spirits de St. Louis firmando un contrato de tres temporadas. Al finalizar la primera, la franquicia le entrego un bono de $40.000 por su rendimiento y le prometió, no por escrito pero si de palabra, que al final de cada temporada recibiría un bono. 

En el segundo año la cifra bajo a $30.000, algo que sorprendió a Carr, pero le confirmaron un tercer bono — nunca llego. Y por eso, al empezar las negociaciones por un nuevo contrato, Carr hizo saber a la franquicia que le gustaría recibir dicho bono antes de firmar a largo plazo. Se esperaba que el nuevo acuerdo superara los dos millones, por lo que el bono se convertía en una cifra insulsa, pero era una promesa y Carr quería que la franquicia cumpliera su palabra. En una ocasión incluso se ofreció a devolver el dinero, pero quería recibir su bono. Y mientras seguían peleando, el jugador negociaba con New York y Boston. Eligio a los Celtics, que lo presentaron un 24 de Julio. ¿El problema? Que en 1979 la agencia libre funcionaba diferente. 

Cuando un jugador cambiaba de franquicia, el equipo que perdía al jugador debía ser compensado. Los dos lados tenían cierto tiempo para llegar a un acuerdo antes de que el comisionado de la NBA, Larry O’Brien interviniera. Públicamente, Red Auerbach dijo que lo único que no quería que Detroit se llevara era a Bob McAdoo. Dentro de la franquicia, al contrario, todo el mundo sabía que Auerbach intentaba deshacerse de McAdoo. Los Pistons picaron y pidieron al que fuera MVP de 1975, a quien los Celtics habían tildado como tercer mejor jugador de la franquicia. 

En la primera propuesta del comisionado, Detroit recibía a McAdoo, pero a cambio enviaba dos primeras rondas a Boston, una para 1980 y otra para 1982. Boston rechazo, principalmente porque quería que las rondas fueran ambas de 1980. Tras varias semanas de negociaciones, donde otros cinco nombres salieron como opciones, pero finalmente y tras algo de chantaje y presión, Red consiguió dos primeras rondas de 1980 (la segunda vía Washington). 

La segunda pieza ese verano fue Bill Fitch. Entre la temporada 1978 y la 1979, Tom Heinsohn y Satch Sanders fueron destituidos como entrenadores, acabando el segundo curso con Dave Cowens como entrenador-jugador (el último de la historia). Para empezar la era Bird, la franquicia quería alguien con experiencia en hacer resurgir proyectos. El elegido, un Bill Fitch que había agotado su ciclo en Cleveland. Auerbach le prometió ser el primer entrenador outsider desde que el propio Red se sentara en el banquillo. La lista, además de los mencionados previamente, la completaba Bill Russell. Todo pupilos de Auerbach, que por primera vez confiaba en un entrenador no cultivado en la casa. 

Con Bird firmado, Carr añadido al proyecto con un nuevo capitán en la figura de Fitch y de regalo, dos primeras rondas del próximo draft, la mitad del trabajo ya estaba hecho. La temporada 1980 fue muy buena en todas sus acepciones: primer seed del Este con 61 victorias, 32 mejor que el curso anterior, barrida a los Rockets en semifinales del Este y aguantar cinco partidos ante Philadelphia. Bird gano el rookie del año y Fitch el mejor entrenador de la temporada.

Los cimientos estaban listos, faltaba añadir dos piezas más.  

ML Carr y Larry Bird en el Boston Garden en Febrero de 1993 | Tom Herde (The Boston Globe via Getty Images)

El trade

Acabada la temporada, el objetivo era conseguir una figura interior que relevara a Dave Cowens. Por suerte, el pick de Detroit se convirtió en el #1 y el mejor prospect del draft era un siete pies. Joe Barry Carroll, de Purdue, era el gran favorito para salir elegido primero. ¿La pieza que necesitaba Boston? Según Red Auerbach, no. Otra vez, de cara al público hizo toda la campana mediática pro-Carroll, haciendo ver que sería el elegido por Boston. Pero el objetivo era otro. 

El primer intento fue para conseguir a Ralph Sampson, entonces freshman en Virginia. Para poder elegirle, necesitaban que oficialmente anunciara que dejaba la universidad; Sampson nunca se presentó a la reunión con Auerbach y una semana más tarde, confirmaba que seguiría en Virginia (hizo los cuatro años, siendo #1 en 1983). El plan B era uno mucho más complejo: si no había un pívot en el draft, tocaba encontrar uno vía traspaso. 

En la misma camada, candidato a salir top-3 estaban también Darrell Griffith, de Lousville, y Kevin McHale, de la Universidad de Minnesota. Ambos estaban por encima de Carroll en los ideales de Auerbach y la gerencia de Boston, pero todavía sentían que podían sacar algo por el pick #1. La NBA sabia que los Celtics querían un siete pies y estaban dispuestos a vender su elección, por lo que empezó el baile de llamadas y ofertas. 

La más interesante, la de Golden State. Los Warriors tenían el tercer pick, se iban a llevar a una de las tres estrellas, pero cuando vieron la oportunidad de conseguir a Carroll, no dudaron un segundo. Entre las propuestas lanzadas salieron varios nombres: John Lucas el más habitual, Boston necesitaba rejuvenecer su backcourt. La segunda opción, Robert Parish. Al gigante de Louisiana le quedaba un año de contrato y ante la falta de efectivo de los Warriors, era muy probable que lo acabaran perdiendo por nada. 

Una vez el nombre de Parish estuvo sobre la mesa, los Celtics ya habían decidido quien querían que fuera el pívot por el que mover una primera elección. Un día después del draft, se hizo oficial. El traspaso final fue Parish más el tercer pick por las dos elecciones de Boston de primera ronda, #1 y #13. Los Warriors eligieron a Carroll y Rickey Brown; Boston se quedó con McHale. En papel, ambos salían ganando. En realidad, Golden State no volvió a hacer playoffs hasta 1987. 

No fue el mejor trade de la historia de la franquicia porque en 1957 Auerbach convirtió a Ed Macauley y los derechos de Cliff Hagan en Bill Russell, pero tiene que estar muy cerca. Y la misma estructura que cuando años más tarde, Danny Ainge convirtió el pick #1 de 2017 en Jayson Tatum y Romeo Langford. Los Sixers acabarían eligiendo a Markelle Fultz para desequilibrar el traspaso todavía más. 

El verano fue mucho más tormentoso de lo que parece. McHale estuvo a punto de firmar un contrato con Milán, donde jugaba Mike D’Antoni (y donde acabaron jugando Bob McAdoo y Joe Barry Carroll). McHale le dio a Boston 24 horas para llegar a un acuerdo y Volk otra vez consiguió firmar al rookie en el último momento. Además, a solo 12 días de iniciar la temporada, Dave Cowens anunciaba que se retiraba, que no podía seguir tras 10 temporadas y demasiadas lesiones (volvería 40 partidos en 1983 en Milwaukee). 

El protagonismo de las dos caras nuevas crecía: Parish ascendía a pívot titular y McHale quedaba como sexto hombre.

Larry Bird, Robert Parish y Kevin McHale en 1990 | Steve Lipofsky
Larry Bird, Robert Parish y Kevin McHale en 1990 | Steve Lipofsky

El big-three

La offseason de 1981 fue la primera vez que Bird, McHale y Parish coincidían juntos. Pese a tener edades cercanas (23, 24 y 26 respectivamente), nunca antes se habían enfrentado en un partido, ni en NCAA ni en instituto. Sí que Parish y Bird se vieron las caras el año rookie de Larry en Boston, dos victorias sencillas para los Celtics. Pero eso no fue problema a la hora de conectar. Historias y perfiles tan distintos unidos por un bien común: el anillo. Por suerte para Red Auerbach, tardaron menos de 12 meses en lograr el primero.

Entre 1980 y 1987 los Celtics jugaron las finales cada temporada a excepción de 1982 y 1982. Consiguieron en total tres anillos con dos entrenadores distintos, Bill Fitch primero y KC Jones desde 1983 y con relevo en la gerencia, cuando en 1984 Red Auerbach le dejo su sitio a Volk. Incluso en 1986 firmaron la mejor campaña nunca vista por un equipo hasta la fecha, con el que para muchos es el mejor baloncesto visto en la historia de la NBA. El único pero es que los Celtics de 1986 no pudieron ganar a los Lakers en las NBA Finals, tuvieron que conformarse con Houston. Ninguno era rival para Boston.

Fue, hasta la llegada de Danny Ainge y el big-3 de Pierce, Garnett y Ray Allen, la última gran época de los Celtics. Una década de dominio constante en temporada regular y luchas históricas contra Philadelphia primero y Detroit más tarde, además de un séptimo para el recuerdo ante los Hawks en las semifinales de 1988. Y lo mas importante, los tres juntos pudieron tener un final juntos.

Bird dijo basta el verano de 1992, justo después de los Juegos Olímpicos — aunque venía decidido de antes. McHale aguanto un año más, aunque fue una decisión familiar y podria haber dejado la franquicia ese mismo año. Parish al contrario, siguió jugando hasta 1998 y consiguió ganar un cuarto anillo con Jordan en 1997, pero se le permitió salir libre en 1994 al acabar el contrato. Un final distinto al de Pierce, KG o Ray Allen, por ejemplo y más en la línea de Bill Russell, Havlicek y el resto de leyendas de décadas anteriores.

Esa reconstrucción, en tres veranos, convirtiendo un equipo de la parte más baja de la tabla en un contender y favorito al anillo por una década, fue la gran última obra de Red Auerbach. En 1984, con los deberes hechos, dejo su cargo a Volk, quien en una de sus primeras decisiones consiguió un pick #2 (que uso en Len Bias), traspasó por Bill Walton y seleccionó a Reggie Lewis con el pick 22. Una mezcla de aciertos y mala suerte (decisiones que Auerbach seguia tomando como presidente, claro). 

De GM a Presidente, cargo que mantuvo hasta 1997, antes de ser nombrado vice-chairman y mas tarde, ya honorifico, volviendo al puesto de presidente en 2001, una posicion que mantuvo hasta su muert en 2006. Se fue el mejor arquitecto de la historia de la NBA, dejando un vacio imposible de llenar, en palabras de David Stern. Y dejando a los Celtics huerfanos de un padre que tuvo, en el equipo de 1986, su ultima gran obra.


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Larry Bird y el resto del equipo celebran con un puro, al estilo Red Auerbach, el titulo de 1986 | O'Brien, Frank Globe Photo — The Boston Globe
Larry Bird y el resto del equipo celebran con un puro, al estilo Red Auerbach, el titulo de 1986 | O’Brien, Frank Globe Photo — The Boston Globe