Mario Hezonja en su segunda temporada en Orlando

Traducir ‘cocky’ al castellano es complicado. Puede ser prepotente, gallito, incluso engreído. Pero en este contexto, nos vamos a quedar con chulesco, que se adapta mejor. Michael Jordan lo era, siempre con la lengua fuera y gesticulando, pero porque podía. Petrovic lo era, Kobe lo era. Y Mario Hezonja (25 febrero 1995, Dubrovnik) también lo es. Nació en el país de Petrovic, pese a que Drazen murió 628 días antes que Mario naciera, y creció viendo videos de Kobe Bryant. “Mario sacrificó su infancia por cumplir su sueño. Desde pequeño, Kobe ha sido su héroe y referencia y los Lakers su sueño”, asegura Darko Kunce, primer entrenador de Hezonja en su Dubrovnik natal.

Hasta 2010 Hezonja estuvo oculto en la preciosa ciudad croata, pese a debutar en la liga profesional con tan solo 13 años. A los 15 le tocó mudarse a la capital para seguir jugando a baloncesto en las filas del KK Zagreb; coincidió con Dario Saric y Dominik Mavra (cortado recientemente por el Divina Seguros Joventut), un triunvirato imparable en categorías inferiores, y en solo dos años más, de la capital adriática a la ciudad condal. El Barcelona consiguió al diamante por el que todos suspiraban, lo tuvo un año trabajando en las categorías inferiores y en 2013 debutaba en la máxima competición continental. ¿Siguiente paso? Ser una estrella de la NBA. Pero algo falló por el camino.

 

Un camino a base de triunfos

Campeón del torneo junior de la Euroleague en 2011, ese mismo verano campeón del EuroBasket sub-16 con MVP y un año después, bronce en el Mundial sub-17 formando el quinteto ideal con Dante ExumJustise Winslow y Jahlil Okafor. Estrella emergente de la LEB Oro en su único año en el filial blaugrana y para 2013/14, jugador del primer equipo. A todas las luces, pupilo de Xavi Pascual: para lo bueno y también para lo malo. Ya tenía los focos de la NBA alrededor, desde hacía años la verdad. Considerado el mejor prospect europeo desde PetrovicHezonja vivió escuchando la palabra draft desde los 15 años. Incluso antes.

Algo en él tuvo que ver Jordi Ardevol, el principal culpable de su llegada a Barcelona. Lo encontró en el Eurobasket U16. Redactó informes, valoraciones y el potencial que tenía un chico de 16 años, pero para la historia quedará siempre el último parte que envió a Barcelona. Dos palabras, 16 letras y un mensaje claro: puta estrella. Suficiente para convencer al club. Además, Mario estaba del lado del Barça: seguidor del club y conocedor de la historia de Catalunya y sus parecidos con Croacia, firmarlo fue relativamente sencillo. Llegaba a España la mayor perla del baloncesto en categorías inferiores, y su primer entrenador sería Borja Comenge.

Mavra, Saric y Mario Hezonja tras ganar la Euroleague
Mavra, Saric y Mario Hezonja tras ganar la Euroleague

“Su carácter es increíble, todo es un reto para él”, aseguraba Kunce. “Cuando era un niño, conseguimos que la escuela le permitiera entrenar de 8 a 10 antes de clase, y de nuevo de 18 a 20. Cada día”. A base de trabajo, ética, talento a raudales y un físico prodigioso, Hezonja tenía todos los ingredientes para ser una estrella. Mario siempre entrenaba solo, al contrario que Abrines, por ejemplo. Incluso durante los media-day, con la prensa pululando alrededor de los jugadores, Hezonja nunca interrumpía su rutina de trabajo. Así lo aprendió de pequeño, y así iba a seguir aplicándolo. Sus entrenadores tenían claro que Hezonja “está casado con el baloncesto, es un baskethólico”.

Pero era demasiado chulesco. O al menos eso aseguraba Stojakovic: “Demasiado chulesco. No vale una elección tan alta”. Los Kings tenían la sexta elección, perfecta para Mario, pero la actitud del croata era demasiado engreída para unos Kings en busca de talento joven. Pero eso fue antes de que Peja visitara Barcelona; al volver de la capital catalana, de ver a Mario en directo, Stojakovic cambiaba su discurso: “Mario es chulesco, pero un tipo de chulesco bueno. Necesita ese tipo de swag y dureza mental para sobrevivir en la NBA. De otro modo, la liga se lo comería”. Ese tipo de cocky que al Madrid le metió 3 de sus mejores 4 anotaciones, cada noche con 5 triples. A Manresa le metió 8 sin fallo.

En una entrevista con David PickHezonja se mostraba de todo menos humilde: “Si hubiera ido a la NCAA, sería número 1 del draft. Tuve una oferta de Kentucky, pero soy europeo y necesito trabajar más duro para entrar en el mercado americano. Antes de irme quiero ganar en Barcelona, quiero ser un líder en Europa”. Aquí, por Barcelona. Era enero de 2015. Un mes más tarde se hacía pública quizá su mayor perla: “¿Ir a ver a Messi? Que venga él a verme a mí”. Quedaban meses para el draft y el Barça tenía mucha temporada por delante, temporada que a Mario se le podía hacer muy larga sentado en el banco del Palau. Larga y cara, si no conseguía entrar en el top-10 del próximo draft.

Para su segundo año como jugador blaugrana, Hezonja formaba parte de la rotación habitual. Además, las lesiones de NavarroOlesonAbrines y Eriksson le dejaban como único exterior sano siendo cupo. Para la vuelta de las vacas sagradas, el minutaje de Mario bajaba en picado. Arn Tellem, agente de Hezonja, visitó Barcelona a mediados de la temporada. De golpe, los minutos de Mario se dispararon: más de 20 minutos por velada y anotando en dobles dígitos. Pero para playoff, Hezonja volvió a ser el último del banquillo. ¿Motivos? Muchos, aunque el rendimiento no pueda señalarse nunca como el principal. Y muchos dedos apuntaron siempre a Xavi Pascual.

Un día antes del draft, Hezonja se encontraba todavía en la capital catalan. El F.C. Barcelona encaraba el tercer partido de la Final ACB, con 2-0 para el Madrid y una superioridad insultante. Los blancos lograron el tercer partido y levantaron el título, y 24 horas más tarde, Orlando elegía a Mario Hezonja en la quinta posición del draft. Solo Karl-Anthony Towns, D’Angelo Russell, Jahlil Okafor y Kristaps Porzingis acabarían por delante de Mario. Donde dije digo, digo Diego. Cinco días después del draft, Hezonja pactaba su salida de Barcelona rumbo a Florida a cambio de 1,6 millones de euros. Sin haber ganado en Barcelona, sin haber sido líder en Europa.

Mario Hezonja en su última temporada con el Barça | Victor Salgado/FCB
Mario Hezonja en su última temporada con el Barça | Victor Salgado/FCB

El sueño americano, ¿pesadilla?

Empezaba un nuevo mundo para Hezonja. La mejor liga del planeta esperaba al talento croata con los brazos abiertos y en su primer partido en Summer League, conseguía la victoria para Orlando con un triple en los últimos segundos. Debutar a lo grande. Llegaba con excesiva confianza, como había vivido siempre: Hezonja tiene una confianza en sí mismo altísima: seguramente es el único jugador del draft que cree que podría ganar a Kobe en un 1-vs-1. Y lo cree de verdad”. ¿Lo peor? Que ni en Orlando primero, ni en el Staples más tarde pudo enfrentarse a su héroe.

De su primer año, mostró una irregularidad que ya había surgido en España. Solo dos veces enlazó partidos consecutivos de más de diez puntos, antes de llegar a la última semana de competición, donde consiguió hilar tres seguidos (10, 19 y 10). Su mejor marca, 21. En doce se quedó a cero, en cinco incluso sin tirar a canasta y tres DNP. Un año de aclimatación, un proceso duro cambiar de continente y prácticamente de deporte, y además en una franquicia en reconstrucción pero con necesidades. Y su carácter, demasiado cocky. Por la boca muere el pez, dicen los que saben de pesca. Pero Mario Hezonja, al contrario que la mayoría del cardumen, viene trabajando para no morir.

Aunque si el año I fue difícil, el segundo rozó el drama. Entre el 9 de noviembre y el 20 de diciembre solo jugó 10 de los 22 partidos que disputó Orlando, y en ninguno llegó a 9 minutos en pista. En total, 15 puntos en mes y medio y la sensación de que Vogel no contaba con Mario. La máxima el curso pasado, 13; solo tres partidos de más de 25 minutos en pista (victoria +28, derrotas -47 y -32). Fournier explotó, llegó Ross a mitad de curso y Hezonja cada vez veía más partidos desde el fondo del banquillo. ¿Y el futuro? Igual de oscuro.

Para empezar su tercera temporada en la NBA, los Magic han decidido no ejecutar la opción de equipo para renovar al croata el próximo curso. Un pick-5 de 23 años que no sirve para un equipo en crecimiento. En casi todos los rumores de traspaso y jugando todavía menos minutos que en su segundo año. Lo bueno es que se está, poco a poco, reencontrando con el tiro de larga distancia (34.9% rookie, 29.9% segundo año, 46.7% actualidad) y que cierra mejor el rebote (6.1 por 36 minutos, 0.6 más que en 2017 y 1.6 más que en 2016). Y ante la mejor oportunidad de su carrera… salir de Orlando.

Desde pequeño, el ejemplo de Mario ha sido Petrovic. Y es momento para que lo vuelva a ser. En su primer año en la NBA, Drazen promedió 7.6 puntos (1.5 más que Hezonja). En su segundo, 4.4 (0.5 menos que Hezonja). Y entonces salió de Portland, rumbo a New Jersey. Cambio de aires, cambio de rol, cambio de entrenador y de sistema. Y la explosión, con 26 años, del para muchos mejor europeo de la historia. El resto, valga la redundancia, es historia: 12.6 puntos en su primera media temporada, 20.6 y titular en la segunda y 22.3 y all-NBA en la tercera.

Sin comparar a Hezonja con Petrovic, no puede ser que el que un día fuera el mayor diamante en bruto de este deporte fracase entre los mejores. Porque si Mario es cocky es por Drazen. Pero si tiene una ética de trabajo envidiable, también es por la influencia de Petrovic: de querer ser el mejor. Y para serlo, ningún sitio mejor como la tierra de Disney.


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