En junio de 1986 los Celtics sumaban su último anillo del siglo XX. Todavía en el Boston Garden, los aficionados verdes colgaban el cartel de sweet 16 en las gradas y con Ainge, Parish, McHale y Bird como MVP, aumentaban la leyenda del duende irlandés. Al inicio de esa misma temporada, los Celtics habían mandado a Gerald Henderson a Seattle por una primera ronda y como colofón a un gran año, escogerían el pick número 2 del próximo Draft. Se celebró el 17 de junio en el Madison Square Garden, y por muchos nombres buenos y mejores que pudieron salir — por citar tres futuros Hall of Fame, Sabonis #24, Dennis Rodman #27 o Petrovic #60 —, el presidente de operaciones de la franquicia de Boston sabía en quien invertir aquella preciada ronda:
“With the #2 pick in the NBA draft the Boston Celtics select
Len Bias, University of Maryland”.
La voz de David Stern en su tercer draft como comisionado sonó excesivamente feliz. Por fin un jugador podía igualar el impacto que tuvo la llegada de Jordan a la liga. O al menos intentarlo.
Leonard Kevin Bias era el proyecto de jugador total. Auerbach sabía que debía elegir al forward de Maryland desde que lo descubrió en el campus de New England, organizado por el propio Red, unos años atrás. Tenía 16 por aquel entonces, y solo le pidió una cosa, que esperara a los Celtics. Lo hizo, decidió completar los cuatro años de universidad [23.2 puntos y 7.0 rebotes con un 54.4% en tiros de campo en su última temporada] en Maryland para dar el salto a la NBA. Con el #30 en la espalda [su apreciado #34 de Maryland lo usaba Rick Carlisle], Len era todo lo que necesitaban los Celtics para seguir en lo más alto.
La primera noche como celtic la pasó ya en Boston y desde el hotel tuvo que entrar en directo para tres cadenas diferentes de televisión. Gastó el teléfono en llamar a casa, en prometer a amigos y compañeros pares de zapatillas Reebok, la marca que llevaba Maryland y que le ansiaba como milagro ante el binomio Nike-Jordan. Bías ya se había convertido en una estrella sin siquiera pisar el Garden vestido de corto. Durante el día siguiente, el miércoles 18, se encontró con Danny Ainge y otros miembros del equipo, y supo que Bird había prometido acortar sus vacaciones para acompañar a Len durante el Rookie Camp y hacer sesiones junto a él. Quizás era demasiada presión en solo 24 horas. A la noche, desde el Logan Airport, por fin pudo volver a su Maryland natal. En ningún sitio como en casa.
Pasó por casa, donde le esperaba su familia. Michelle, se hermana, le abrazó la primera, seguida por Eric y Jay, también jugador de baloncesto, quien en poco más de una hora cumplía 16 años. Las primeras Reebok que Len regaló, fueron para él. Las estrenaría al día siguiente contra los Panthers en la liga de verano de Montgomery Country, vistiendo la camiseta de los Wildcats como su hermano Len. Allí le vino a ver por primera vez Red Auerbach, el año que anotó 25 puntos por noche. Jay anotó solo 20. Su madre todavíno estaba en casa por lo que, sin cenar, Len salió directo hacia el Washington Hall, su residencia aquel último año en la Universidad de Maryland, a solo 15 quilómetros de casa. De las más de 150 universidades que preguntaron por él, su padre eligió la que estaba más cerca.
En la habitación, una suite de tres dormitorios, le esperaba casi todo el equipo. Le vitorearon al entrar pese a que ya era medianoche y empezaron las preguntas, casi como una entrevista más. La noche antes del draft insistió en que no quería hablar de baloncesto y en ese instante sus palabras, recogidas por el USA Today, resonaron en su cabeza. Tenía que salir de ahí. Otra vez con el coche, ahora hacia casa de Brian Tribble. Brian era amigo de Len desde hacía 10 años, compañero y con quien había trabajado limpiando despachos para conseguir algo de dinero. Ahora, además, era quien le ayudaba a consumir su vicio. Al llegar al piso, Brian vertió una parte de una pequeña bolsita de polvo blanco encima de la mesa. A los diez minutos habían acabado y volvieron a salir, ahora hacia una fiesta en Cherry Hill. Antes pasaron por una licorería donde compraron cerveza suficiente como para un equipo entero y una botella de cognac.
En la fiesta duraron poco más de veinte minutos, lo que David Driggers pudo entretener a Len y Brian. David era otra amistad de la infancia de Len y juntos recordaron algunos de los grandes partidos de la Universidad de Maryland, pero la noche no podía parar. No ahora. La pareja salió otra vez hacia el College Park, donde los demás dormían, pero a Len le podía la euforia. Repitieron el proceso del polvo blanco un par de ocasiones más, esta vez con una bolsita algo más grande que sacó el propio Tribble. Recordaron el debut de Len o la primera exhibición, todo a ritmo de cerveza y una copa de cognac, como los señores de verdad. Ahora era jugador de la NBA.
Poco a poco algunos de los compañeros se iban retirando. Eran algo más de las tres de la mañana, la hora en la que Brian sacó otra bolsa. Esta contenía PCP [un anestésico con efectos alucinógenos]. Len vertió un par de rocas en la cerveza, algo más de lo habitual, para poder seguir el ritmo de los demás. Nada le podía afectar, era un caballo — horse era como le conocían en el equipo. Buscaron papel de aluminio para seguir la fiesta hasta que la bolsa de Brian se acabó. Quedaban cuatro personas en la habitación: Brian y Len, Terry Long y David Gregg, dos compañeros del equipo. Los cuatro seguían hablando con tranquilidad…
Hasta que el cuerpo de Len dejó de funcionar. Empezó a convulsionar y su respiración era excesivamente lenta. Brian y Long cogieron a Len por las piernas, pero seguía completamente fuera de sí. No respondía ni a la voz, ni a los gestos de sus amigos, que decidieron llamar al 911:
“This is Len Bias. You have to get him back to life.
There’s no way he can die. Seriously, sir. Please come quick”
La llamada la hizo Brian Tribble. Desde el departamento de emergencias en un principio no le creyeron, lo tomaron como una broma. Len Bias era el hombre de moda en Maryland aquellos días, pero el tono de Brian dejó claro que iba en serio. Insistió, algo tenso, en la urgencia de una ambulancia en el apartamento 1103 del Washington Hall. Al colgar el teléfono, Len sufría un tercer ataque.
La ambulancia llevó a Len al hospital y desde algo más de las siete de la mañana, los doctores lucharon por salvar la vida del reciente jugador de los Celtics. Los padres de Len, sus entrenadores o todo el equipo de la Universidad auguraban noticias en la sala de espera, y no tardaron en llegar. A las 08:55 del jueves 19 de junio de 1986, el doctor Wilson certificaba la muerte de Leonard Kevin Bias. Durante 36 horas fue jugador de la NBA.
Al volver al campus, Lefty Driesell, entrenador de la Universidad, ordenó al equipo que se limpiaran todas las pruebas que podían incriminar a Len y el resto de jugadores: durante años ocultó los oscuros vicios de Len. Nadie limpió ni la habitación, ni el coche, ni pudo borrar las evidencias. La más clara, la presencia de cocaina pura en un 98% en el organismo del jugador. Lefty fue obligado a dimitir. El juicio por el caso duro años: el único acusado fue Brian Tribble, ya que Gregg y Long fueron absueltos por sus declaraciones contra él. Fue condenado a una pena de algo más de 10 años, de los que llegó a cumplir cuatro.
Cuatro días después de la muerte de Bias, más 11.000 personas habían pasado en algún momento por el Cole Field House, el pabellón de los Terrapins de Maryland donde jugó durante cuatro temporadas. El día 30 de junio, la franquicia verde viajó al funeral de Len Bias para entregar a Lonise Bias, madre de Len, una camiseta con el #30 que nunca llegó a estrenar. Red Auerbach afirmó que la ciudad de Boston no había sufrido un impacto semejante desde el asesinato de John F. Kennedy. Los Celtics no volvieron a ganar un anillo hasta 2008.
A finales de octubre de 1986, el Congreso de los Estados Unidos aprobaría una nueva ley federal con un presupuesto de algo más de un billón y medio, con el objetivo de endurecer las penas por posesión y tráfico de drogas: Len Bias fue nombrado en diversas ocasiones durante el debate. La nueva legislación iba dedicada especialmente a los jóvenes de entre 18 y 25 años, para luchar contra una nueva epidemia: la cocaína. La ley fue popularmente conocida como la Ley Bias.
En 1990, el hermano de Len, Jay, moría asesinado de dos disparos por la espalda. Su muerte se certificaría en la misma habitación en la que Len perdió la vida. Desde entonces, la familia Bias se dedica a concienciar a los jóvenes a prevenir las drogas y la violencia, en honor a sus hijos, dando conferencias por todo el mundo.